Es alucinante lo que una sociedad te puede influir. No solo en la educación que recibes cuando eres un crío, que por supuesto, sino incluso cuando vas de adulto a un otro país, como sin querer te va permeando los usos y costumbres locales, de una manera lenta, pero inexorable.
Es una reflexión que ha aparecido en mi cabeza en diferentes circunstancias en los ya casi dos años (sic) en el Maghreb. Algunos ejemplos de ello:
-La conducción. Es el ejemplo más claro. Me he vuelto un salvaje absoluto. A niveles que hay veces que hasta me dan vergüenza. Pero es que, las cosas como son: o follamos todos, o la puta al río. Si un día tras otro tras otro tras otro ves que decenas de coches te la juegan sin parar, haciéndote comerte más y más minutos en atascos inconcebibles, llega un momento que dices basta, y empiezas su juego. Y ai amigo, qué juego tan divertido. Gano hasta a los taxistas. Y sin embargo, cuando vuelvo a España y conduzco allí, una especie de tranquilidad absoluta me embarga, y no soy ni un 50% de agresivo. Supongo que porque nadie está tratando matarme a cada giro.
-El medio ambiente. En este, todavía no he caído, me resisto como puedo, pero el otro día, entro en el coche de una amiga, y lo primero que hace es tirar una botella a la carretera. Y me quedo como mmmm… si llega a hacer esto en Francia la llamo de guarra para arriba; y aquí, apenas me he inmutado. Claro, que ver 200 TN de mierda en las calles, tampoco ayuda. Donde caben 2…
-La puntualidad. ¿Para qué llegar a la hora si van a llegar media hora tarde?. Pues tu también llegas media hora tarde, y listo. Lo que pasa es que me sigue doliendo, pues me considero bastante puntual, y lo que hago es el compromiso de llegar 15 min y esperar un ratito. Es superior a mí ^^
-Mujeres. En octubre me fui a Zurich, a visitar a un colega, y en medio de la noche (5 am), volviendo a casa solo, me encontré a dos rubias borrachas perdidas en medio de la calle, que vinieron a preguntar no se qué leches. Mi primer instinto, fue de: estas quieren conmigo. Flipado?. No, es que en Túnez no se te acercan en medio de la calle a las 5 am. Obviamente, al nanosegundo se me sacudió la tontería, y entonces me entró un instinto protector en plan: niñas, estáis locas, os van a violar o por lo menos insultar/tocar los cojones soberanamente. Casi me ofrezco a llevarlas a casa, pero me di cuenta antes de articular palabra que oh!, estábamos en Zurich, no big deal.
De este tipo, también podría añadir unas cuantas de cuando estuve en Maastricht y me volví más civilizado (conducción, gritar menos, borracho armar menos ruido, hasta ir a clase y estudiar más!).
Así que, bueno, si esto me pasa tras unos meses en el país, cuando veo a algún local liandola muy mucho, intento ser comprensivo y tener algo de empatía. A veces funciona. A veces.